#11 Temporada de regalos
En esta época del año quizá todos seamos un poco Alegres y Brillantes, o al menos haya un intento global de integrar el espíritu y ser más generosos.
Recuerdo haber pensado que debería ser más paciente en el tráfico, por ejemplo, y haberme olvidado de este compromiso poco después de Navidad. Pero aunque sea efímero, me parece precioso.
Hace poco leí en alguna parte "The Giving Season" y decidí adoptarla de inmediato y utilizarla indiscriminadamente. Centrarse en dar, en todos los frentes.
Por primera vez desde que llegamos a California, estoy tumbada en la oscuridad escuchando la lluvia caer fuera. En diciembre es fácil acostumbrarse a pasear por la playa en camiseta.
Llover por la noche en la comodidad de nuestra cama es uno de los placeres sencillos de los que soy fan. Y, por supuesto, como me fui a la cama con los niños antes de las 21:00, es poco más de medianoche y el sueño ha huido.
Con este espíritu alegre y luminoso, empecé a intentar relajar partes de mi cuerpo para sincronizar mi respiración e intentar conciliar el sueño, pero mis pensamientos sólo se dirigían a la "Giving Season" y a los lectores de estas noticias, y a las personas que, aunque no sean lectores de esta noticia, han tenido un impacto maravilloso en nuestras vidas en general, y en esta experiencia en particular.
Aunque la intención de este sitio es compartir nuestra experiencia, me gustaría recordaros lo importante que soys, y que en esta "Temporada de Generosidad" deberíamos ser capaces de llegar a nuestra gente de la misma manera que sentimos que nuestra gente nos llega a nosotros. Y a través de estas pequeñas palabras, intentaré enviar las mejores energías y los mejores deseos a todas estas personas.
La forma en que nos llegan es muy variada.
Desde mensajes y llamadas telefónicas, videollamadas, audios tipo podcast, postales, recetas, información sobre lugares a los que ir cuando volvamos, fotografías y memorias digitales, planes de viajes y de encuentro, lentejas y moldes de galletas, colgantes de cerámica, relatos detallados de la vida cotidiana, proyectos y planes juntos, plantas bien cuidadas, gallinas en vacaciones, cuidados de todo lo que hemos ido construyendo, cuidados del coche, preguntas y acciones desinteresadas.... son tantas y tan bonitas las formas en las que llegan a nosotros que realmente siento que somos mucho más felices y estamos más acompañados por teneros en nuestras vidas.
Y además de todo esto, para todos aquellos en los que el contacto es más esporádico, incluso en los silencios y distancias de las rutinas que a todos nos engullen, existe la absoluta certeza de que, no sólo no están ausentes, sino que si les llamara no lo dudarían (es recíproco).... si nos viéramos ahora sería como si nos hubiéramos visto hace un momento, y sólo recordar vuestro olor, vuestro abrazo, y todo lo que aún tenemos que compartir me emociona de tal manera que dejo de ver bien el texto y tengo que limpiar la nariz.
Espero que estas pequeñas palabras que escribo hoy sirvan de abrazo. Soy yo quien te escribe, a altas horas de la noche. Pero lo que llega a este lado, desde tantos lugares del mundo, incluso en el silencio de la lluvia nocturna, es maravilloso, cálido y acogedor.
Dar se confunde con recibir. Gracias.
Estos días hemos compartido rutinas, salidas y retos con mis padres.
Sé que querrán morderme cuando vean esta foto.
Pusieron 23 defectos. Les robé la foto. Es perfecta.
Mi madre tiene arrugas y una manicura que poner en orden, según ella.
A lo largo de los años estas son las varias marcas del privilegio de poder lucir una sonrisa sin complejos. Y la manicura que le apetezca, porque sí. Saber apreciar estas marcas de la buena vida es una virtud, ¡creo yo!
Mi padre se negó a darme la foto, porque si el mundo se acababa a mordiscos, él jugaria con ventaja. Yo solo veo su risa espontánea y su jovialidad desvergonzada. Y me encanta.
Han venido a darnos abrazos, y a sus nietos, pero no dejan de disfrutar de ellos dos, ¡del los paseos que tiene sentido para ellos! Y se divierten un montón.
Espero que me perdonen por robarles la foto, y que vean lo mismo que yo. ¡Qué buena suerte!
Aquí, la temporada de regalar llega a todos los niveles. Desde los cumplidos que me he esforzado en aceptar y agradecer, pasando por las amables palabras de desconocidos y no tan desconocidos, hasta los detalles de una cuidada decoración y la máxima a la que me estoy acostumbrando: "Dime en qué puedo ayudarte".
Nos indicaron que visitáramos una zona vecina conocida por sus canales y sus casas decoradas para Navidad. Por dentro y por fuera.
Como no nieva ni llueve mucho, aparte de las calles, la decoración de las casas de Naples es una mezcla de buen gusto y luz extravagante. Nos gustó tanto esta Venecia, literalmente a tiro de piedra de casa, que en mi inocencia fui a ver cuánto costaba alquilar allí.
A fin de cuentas, nos quedaremos como estamos.
Cuando sea mayor me gustaría ser propietaria en Naples, invitaros a uniros a nosotros, reproducir este ambiente y celebrar la Navidad con una extravagancia de luces, música en directo, chimeneas al aire libre y chocolate caliente. Os avisaremos cuando se materialice, para que podamos hacer planes.
Este pueblo también organiza un desfile navideño de barcos, que tiene su encanto, pero confieso que lo que realmente me cautivó fue el ambiente y el buen rollo de esta gente, que se trata muy bien.
Mientras tanto, las agendas sociales de nuestras hijas crecían enormemente y surgía el "amigo invisible" en pijama. Nuestra María puso tanto empeño en la sorpresa para su amiga como en el envoltorio.
Le repetimos varias veces que el objetivo sería Dar, no Recibir, para que no se sintiera decepcionada si su inversión en el amigo invisible no fuera correspondida.
Pero además de estar contenta con su sorpresa, pasó una tarde encantadora charlando con sus nuevas amigas, que habían dado en el clavo con una manta mullida para los días de cine en el sofá, y unos bolígrafos de lujo que deberían convertir cualquier garabato en una obra de arte.
Volvió a casa feliz.
La que regaló fue top, pero lo que recibió contribuyó a mejorar aún más el espíritu.
Nuestra Mercedes estas semanas se ponía los auriculares tarde tras tarde intentando seguir el ritmo de los ensayos del coro al que se había apuntado. Quería que su profesora no se arrepintiera de haberla aceptado y de haberla puesto en primer plano.
Al principio, con los auriculares puestos, ensayaba por casa, como un loro en agonía, con demasiada imaginación para inventar nuevas palabras para las letras que tenía que cantar.
Las cosas fueron mejorando y el día de la actuación quedamos impresionados por la profesionalidad del grupo de más de 100 jóvenes cantantes sobre el escenario.
Un espectáculo preparado con sumo cuidado.
Aquí en nuestro condominio había una competición estacional, y nos fuimos a debutar en lo que iba a ser una competición de casitas de jengibre. Suena mucho más sencillo de lo que en realidad es... mi casa en concreto impludió varias veces, me dieron ganas de volarla unas cuantas veces, pero fue una auténtica actividad de creación de equipo entre padres e hijos que querré repetir.
De momento, nuestra casa va por delante en la votación de los vecinos, lo cual, para alguien a quien no le gusta perder nada, aunque sea por muy poco, es un hecho importante.
Esta última semana hemos llegado a la conclusión de que nuestros hijos están llegando al ecuador de este monstruoso reto escolar.
No parece que hayamos aterrizado hace unos meses sin conocer el colegio, los profesores, los compañeros, o el sistema educativo.
Los resultados y progresos de los tres son impresionantes. Pero no es porque sea más fácil.
Es porque realmente se han hartado de trabajar e intentar superar todas las incomodidades de la adaptación continua.
También han tenido que intentar seguir el ritmo de cada curso, debatir temas controvertidos, construir contra-argumentos, hacer presentaciones sin traductor digital o humano que les ayude, opinar sobre cualquier cosa y sobre todo... todo tan diferente al sistema más pasivo-expositivo al que han estado expuestos hasta este año, que me apetece explicarles que este sistema no es mejor, ni peor, ni más fácil ni más difícil, pero es considerablemente diferente a lo que conocían.
Y no cedo al miedo delante de ellos, pero me dirijo a ellos expectante sobre cómo se sintieron en su actuación pública, los retos que superan a diario.
Aun así, en mis deseos más secretos lo único que pedía era que pudieran encontrar amigos que se aferraran a ellos en la distancia física de los amigos que dejaron en la península.
Hasta ahora, prueba superada.
Si Darwin decía que el mundo pertenece a los que mejor se adaptan, creo que estos tres están en mejores condiciones que antes para saber adaptarse.
En las tres escuelas sentimos que había verdadera curiosidad por saber de dónde venían y lo que ya sabían, sin juzgarlos y con el objetivo de facilitar el proceso de integración y aprendizaje.
Y el progreso no podrá enorgullecernos más.
En esta temporada de regalos, empezamos a hacer galletas para repartirlas entre todas las personas que las niñas consideraban merecedoras de nuestro agradecimiento. Entre los profesores y al personal de cada colegio.
Y vamos a tener que hacerlo todo de nuevo y completar los agradecimientos restantes. Son muchos los que had decidido las hermanas que lo merecen.
Qué gusto proporcionar las galletas de especias que estábamos acostumbrados a recibir en esta época...
Además de tener el mejor acento americano, Matías hizo amigos, aprendió nuevas rutinas, y se separó de su Wei... pero tras la abrupta separación empezó a pedir un amigo rojo que le acompañara a dormir.
No tuve que pedirlo dos veces. ¡Larga vida a Barrio Sésamo!
Una de nuestras amigas mamás nos invitó a visitar otra ciudad donde se encienden las luces de Navidad.
Brea es el lugar donde la comunidad muestra los deseos navideños en forma de luces y adornos. Algunas casas tienen una emisora de radio para sincronizarse con las luces.
Nápoles es sofisticada. Brea parece decorada por niños.
Es excesivo y deslumbrante a partes iguales.
Hoy ha sido el último día de clase del primer semestre.
Para calmar mis desvelos, antes de venir pensaba que si los niños no estaban bien, volveríamos en Navidad.
Aunque es tentador pensar en el calor de vuestro abrazo, estas Navidades no volveremos a la península.
Esta fue otra prueba superada.
Gracias a una serie de buenas fortunas. Entre ellas, teneros aquí con nosotros.
Feliz Navidad!
